Finaliza el 2010 y llega el tiempo de los buenos deseos. Llega la concluyente etapa de un año más. El 2010, año de celebraciones, de recordar nuestra independencia y nuestra revolución, solo ha generado incógnitas, pero una muy importante ¿ahora qué? Y llegan las buenas intenciones y la nostalgia.
Pero no es tiempo de nostalgia ó de reclamos. Es momento de evaluar y redefinir lo que queremos hacer y ser. Quizás cometimos errores, pecados, y sufrimos el precio de esos actos; pero a su vez, contamos con alegrías, satisfacciones y recompensas, que degustamos con los seres queridos. Y todo ello, debe servir para trazar la línea de continuidad ó de cambio a nuestra vida diaria.
Es por ello, que se aprovecha para realizar una invitación. Redoblar esfuerzos, definir nuevos propósitos, buscar la sabiduría, y aferrarse a la vida. Quizás suene algo normal ó “cursi”, pero el hombre que no busca la felicidad, se hunde en la amargura y en la soledad. El hombre que es feliz, gana, comparte y es mejor ser humano.
Si hay algo que se les pude pedir, ó invocar un simple deseo, este sería muy simple. No se les pide ser más ricos, ó tener más propiedades, incluso no pedir que tengan salud. Solo podría pedirse que sean más felices de lo que fueron este año.
Con sinceridad y afecto.
M.C.P. José Manuel Tinoco Reyes
Profesor CBTis 76